ARSE - TIGRE POR LA NACION

Un gol bastó para ratificar la levantada Arsenal venció a Tigre por 1 a 0 y consiguió la tercera victoria consecutiva Después de un comienzo de temporada irregular, minado por su participación en la Copa Libertadores, Arsenal parece reencontrarse de a poco con su mejor forma. Luego de la goleada en la última fecha (6-2 a Lanús), ayer derrotó a Tigre 1-0 en el viaducto y alcanzó su tercera victoria consecutiva. Una ráfaga contra el arco rival en el primer tiempo y un gol aislado y fortuito en el segundo fueron suficientes para que el equipo de Gustavo Alfaro se llevar los tres puntos. Tres puntos merecidos, mas no lucidos. Tigre, que acumula siete partidos sin ganar (la última vez fue el 22 de marzo, 2-0 ante Gimnasia de Jujuy por la 7» fecha), estuvo desdibujado y fue una pálida imagen de lo que mostró en el Apertura. Si la mediocridad persiste, la clasificación a la Copa Sudamericana se vería seriamente comprometida. En el comienzo, Arsenal se llevó a su rival por delante y puso en aprietos a Daniel Islas, que respondió acertadamente. Primero Leguizamón, con un tiro libre cerrado al primer palo, después Garnier, con un remate distante, luego Gómez, de cara al arco y finalmente Yacuzzi, con otro disparo de lejos, exigieron al arquero. Incluso, Juan Pablo Pompei anuló equivocadamente un tanto del nueve, ya que interpretó que había parado la pelota con la mano cuando en realidad le había pegado en el hombro. Todo eso ocurrió en los primeros 20 minutos. Luego el partido se fue desluciendo y las imprecisiones comenzaron a ser más que los aciertos. Sólo se destacaba Pablo Garnier, que con velocidad y empuje por la banda derecha, se fue transformando en la figura. Fue precisamente éste el que, tras recuperar una pelota en tres cuartos de cancha contraria, convirtió el gol del triunfo con un remate lejano, fácil para el arquero, que no pudo contener. Islas, que había sido baluarte a la hora de mantener el cero en su arco, terminó siendo responsable por la derrota. Iban 6 minutos de la segunda mitad. Lejos de repuntar, el partido volvió a la monotonía con que había finalizado el primer tiempo. Tigre buscó el empate con amor propio pero sin ideas claras para vulnerar la defensa de Arsenal, que, ordenado, controló el partido. Si no lo definió de contragolpe, fue porque careció de resto físico. Así lo entendió el zaguero Aníbal Matellán: "El sustento de la victoria fue el orden que mantuvimos durante todo el partido. No lo pudimos rematar porque no daban las piernas como para haber tenido una contra más punzante".