ARSENAL EN OLE

Publico Ole

Sos un club de barrio". Esa frase, con las que algunos intentan ser despectivos, logran el efecto contrario en los hinchas de Arsenal, quienes hoy soplarán las 52 velitas orgullosos de haber nacido en Sarandí, con el Viaducto como emblema.
Eso se respira en cada parte del club. Se comenta que aquéllos del riñón del club obtienen un mimo extra. Darío Espínola y Carlos Ruíz pueden dar fe del cariño que reciben. Referentes de la últimas época, brindan ante el pedido de Olé y recuerdan viejas historias. "Vivimos un montón de cosas en el club, sobre todo en el Ascenso", recuerda Cafú. "Es increíble como creció en estos años. No sólo como institución, sino a nivel logros", se asombra el Moncho, hoy en el rol Coordinador General.
¿Cómo avergonzarse de la condición barrial? Si por estas calles estaba el bar "Las Tres F", donde unos jóvenes soñaban con crear un club, cuyo nombre llevaría el mismo que el mejor equipo del mundo por ese entonces: el inglés Arsenal F.C. En esa mesa estaban, entre otros, Roberto Estévez, Francisco Ceferino (socio número uno), Arnaldo Pandini, José Bueno, Américo Besada y Juan Elena (primer entrenador de la historia). Su fantasía se haría realidad un 11 de enero, de 1957.
Claro que también había sillas para la familia más famosa de la institución: los Grondona. Estaban Julio Humberto (presidente desde el inicio hasta 1976) y Héctor Grondona (máximo goleador, con 183 tantos oficiales). Luego, siguieron con el legado Julio Ricardo (la máxima autoridad política actual) y Gustavo (jugó en Arsenal).
Es que a pulmón y con el objetivo de superarse paso a paso, fue escalando en lo deportivo. El primero lo dio el 22 de diciembre de 1962, cuando ascendió a la Primera C en el Monumental, consagrándose sin perder el invicto. Dos años después, llegó a la B tras empatar en un clima hostil (tanto que el entrenador Elena no pudo dirigir en la cancha) ante Defensores de Cambaceres. Luego, en 1984 , llegaría el descenso a la C, categoría que abandonó en 1986, y el Ascenso al Nacional B en 1992.
Una década más tarde, se cumplía el sueño de llegar a Primera. La gente que antes de cada partido se junta a comer en la pizzería "Los 3 ases" casi no podía tragar de la ansiedad, al igual que cuando en 2004 jugó su primer partido internacional, ante Banfield, por la Sudamericana.
Ese trofeo lo ganó tres años después, el día que tocó el cielo con las manos y fue capo de América. Y en 2008 llegó la Suruga, en Japón. Y ya había debutado en la Libertadores
Olé le pidió al plantel que pida tres deseos, y los jugadores coincidieron en uno: "Salir campeón". Saben que no será fácil, pero la historia da un guiño de que se puede. Este es el año para hacerlo realidad.