PARA OLE, ARSENAL REGALO EL PARTIDO

De banda a banda se fue armando el partido, peleado, intenso, con el maleable mediocampo de Arsenal rotando sin cesar y Sebastián Blanco haciéndole sombra, casi en soledad. Sólo esa oposición mantuvo en el partido a Lanús, hasta que la mano de Zubeldía apareció en escena, poniendo a Saviolita Biglieri en acción y armando una yunta que se abusó del descontrol de los de Sarandí, redondeando en tan sólo ocho minutos una goleada impensada. Fútbol total en frasco chico.

Así como la movilidad de los volantes de Arsenal (Galván jugando inicialmente por izquierda, pero apareciendo muchas veces por derecha, con el consecuente corrimiento de los otros tres mediocampistas hacia la siniestra) complicó a Lanús, su última línea terminó ofreciéndose como Viaducto directo hacia la Libertadores 2010. Tanto luchó el equipo de Burru para ponerse en ventaja dos veces, que, a quien no haya visto el raro final, le costará creer que terminaron goleados. Si hasta pudieron liquidar el partido antes de los diez minutos de juego, cuando, ya en ventaja, un tiro de Medina sacudió un palo. Pero Lanús más sabe por viejo. Quizá no tanto por edad como por experiencia. Lejos de bajar los brazos, se aferró a las fantasmales apariciones de Blanco (le ganó genialmente la espalda a Alvarez en el primero y también lo superó en el tercero) y usufructuó el desconcierto de sus rivales tras una doble desgracia: el gol de Menéndez (su único acierto) y la lesión de Galván. Sin éste en cancha, Arsenal se desdibujó y, luego, enloqueció porque le anularon bien un gol a Matellán y, un minuto después, Blanco asistió a Biglieri en una jugada que había empezado con foul de Viera a Pérez Castro (ver página 11).

Fuera de sí, Arsenal regaló el partido: le hicieron penal a Blanco, ya nadie marcó y Pelletieri (asistido pro Biglieri) redondeó un resultado exagerado pero que marca la diferencia de jerarquías. Hoy Lanús está casi bebiendo de la Copa; Arsenal, en cambio, lleva cinco juegos sin ganar.