MANO A MANO CON EL PAPU

Ya pasaron algunos dias del partido ante el Goias. Aca un reportaje de Alejandro Gomez al diario Ole.

El frentazo que metió el miércoles contra el Goiás, en el gol que sirvió para asegurar la clasificación a cuartos de final de la Copa Sudamericana, mostró un estilo para nada improvisado. "La pelota se me vino encima, pasó a Andrizzi que intentó una chilena y puse la caparazón, ja. Agaché la cabeza y entró", cuenta el Papu desde su 1,67 metro de altura y su gesto distendido y divertido de siempre.

—Fue algo así como cabecear un velador ¿no?

—Ja, sí, ya tenía la técnica... La estuve practicando durante un mes en Canadá y por suerte la pude aplicar en el partido. Fue un entrenamiento que dio frutos.

—¿Qué cabeceás mejor: pelotas o veladores?

—¡Veladores! Son más livianitos. Si me tiran un velador, lo clavo en el ángulo.

Así, con igual desfachatez que en la cancha tira un pase, un caño o una gambeta, Gómez bromea con las anécdotas de su pasado Sub 20 y las usa para repasar lo que fue el primer gol de cabeza en su carrera, en el club que lo contiene desde que tiene diez años, y donde Alejandro es un nombre por el que pueden llegar a no registrarlo: para todos es Papu, derivado de como su mamá le decía de chiquito, "Papuchi".Sin prisa, tranquilo, predispuesto y con una sonrisa, llegó a Olé y, enseguida, se puso a disposición del fotógrafo. "¡Cabeceá esa lámpara fuerte, poné cara de que te estás esforzando!" ; "¡Festejá el gol, gritalo, con ganas!", reclamaba el reportero y el Papu no podía contener la risa aunque no descuidaba ninguna de las indicaciones a las que era sometido. Resultado positivo con las fotos ampliadas en la computadora, amplia aprobación al compás de "muy buenas, están muy buenas".La charla va de Arsenal a aquellas imágenes, exageradamente escandalosas para algunos, simplemente divertidas para ellos, los protagonistas del videíto: "Era un chiste, una joda de chicos que no sabíamos qué hacer para divertirnos" , se sincera el Papu, quien el miércoles se fue ovacionado por los hinchas de Arsenal. "La gente siempre me trató bárbaro, le tengo un gran cariño. Hoy están ilusionados porque en el club nunca vivimos algo así, son sensaciones nuevas para nosotros", cuenta este joven de 19 años, que tantas veces recorrió en bicicleta las más de 30 cuadras que separan su casa de Avellaneda hasta Sarandí, para entrenarse. "¿Quién se iba a imaginar este presente? Nadie", asegura, recordando tiempos de B Nacional y vibrando, entusiasmado, con este presente copero: "No es imposible jugar la final, esta todo parejo, y vamos a pelear para llegar lejos".Se nota que es muy bandido